Los nervios antes de salir a escena y cómo manejarlos
- Fer Monstera
- 15 ene
- 3 Min. de lectura
Hace poco, en 21 Estudio, culminamos el Ciclo 3 de Burlesque Performático con un show de burlesque en vivo. Para muchas de las alumnas, esa fue su primera experiencia sobre un escenario, y los nervios jugaron un rol protagónico.
En las conversaciones post-show, llegamos a una conclusión interesante: no importa cuán novata seas o cuántos años lleves dedicándote al performance, los nervios siempre están ahí. Esa mezcla de adrenalina, emoción y ansiedad se convierte en una constante que todas enfrentamos antes de salir al escenario.
Si pudiera describir esa sensación, diría que es como depilarse el rebaje con cera caliente. Tú decides hacerlo, consciente del dolor que viene, pero sabes que al final habrá una recompensa. Los segundos previos a salir, cuando ya están anunciando tu nombre, se sienten como flotar en el vacío. Una pequeña náusea se instala en el estómago, tu corazón late tan fuerte que lo sientes en las orejas, y cada fibra de tu cuerpo parece gritar.
Esos nervios son inevitables, pero también necesarios. Igual que el tirón de la cera, la única forma de superarlos es afrontarlos. Respiro profundo, exhalo con valentía y me digo: “Confía en el proceso”. Cuando estoy en mi vestuario, con maquillaje y lista para salir, es como si la cera caliente ya estuviera aplicada: solo queda dar el paso con decisión y disfrutar.
Después de 20 años bailando, puedo decir con certeza que los nervios nunca desaparecen. Pero lejos de ser un obstáculo, con el tiempo los he abrazado. Esa sensación, aunque agridulce, se vuelve una adicción, un recordatorio del privilegio de pisar un escenario.

Cómo manejar los nervios antes de salir al escenario
La experiencia me ha dado herramientas para manejar esa tormenta interna. Aunque no eliminen los nervios, ayudan a equilibrar la balanza:
Reconoce el trabajo detrás de tu pieza: Recuerda que lo que vas a presentar es fruto de un proceso meticuloso. Cada paso, cada ensayo y cada corrección son los ladrillos que construyen una base sólida. Confía en que el trabajo bien hecho te respalda.
Encuentra tu mantra: Un mantra puede ser un ancla para tu mente. El mío es: “Todo va a salir bien porque mi cuerpo todo lo puede.” Lo repito mientras respiro profundamente, permitiendo que la calma fluya. Busca una frase que te reconforte y te conecte con tu propósito.
Muévete y conecta con tu cuerpo: Si la inseguridad te invade, haz un repaso ligero de tu coreografía al lado del escenario. Visualiza los movimientos y sé amable contigo misma. Muchas veces, descubrirás que todo está ahí, esperando el momento perfecto para fluir.
El precio del placer escénico
Los nervios son el precio que pagamos por el placer del escenario. Son como ese momento en que la cera duele, pero el resultado final te deja sintiéndote increíble. Quizás, como muchas cosas buenas en la vida, el disfrute pleno requiere una pequeña dosis de valentía.
Así que la próxima vez que los nervios te visiten antes de salir a escena, no luches contra ellos. Respira, confía y da el paso. El escenario te espera con los brazos abiertos.